- 22-07-2020
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Retos y desafíos para la industria ante el nuevo escenario global
La reactivación de la economía tras el freno que ha supuesto la pandemia a nivel global traerá consigo un cambio en las tendencias de producción, de uso y de consumo: la Industria 4.0 está a la vuelta de la esquina. Ya estamos asistiendo a la pronta digitalización de muchas actividades, un proceso que las empresas ya contemplaban pero que, en muchos casos, se ha acelerado para responder a los obstáculos planteados por la crisis.
Cada industria, sector y negocio reaccionará de distinta manera para sobreponerse a la crisis del coronavirus, pero existen ciertas pautas que serán válidas para todos. En concreto, el sector industrial dedicado a la transformación de metales – como las empresas de inyección de piezas a presión como Gurelan – vivirá un auge de la automatización, y se reconfigurarán las cadenas de suministros globales debido a la relocalización de la producción en países cercanos, unido a la vulnerabilidad que supone el hecho de depender exclusivamente de proveedores asiáticos.
Por ejemplo, en el sector de proveedores de piezas para el sector automóvil, la epidemia de COVID-19 no ha hecho sino acelerar la transformación en la que la industria española de componentes de automoción ya estaba inmersa. Estamos hablando de un sector referente para la economía y de los más exigentes del mercado, donde las tolerancias son mínimas, tanto en términos de calidad como de satisfacción del cliente.
Tal es el caso de las piezas inyectadas de Zamak de seguridad que produce Gurelan, como componentes para ABS y para los mecanismos de las puertas. A pesar del coronavirus, este tipo de piezas inyectadas de Zamak, Magnesio o Plomo se han seguido produciendo sin descanso, ya que de otra manera muchas industrias se hubiesen visto abocadas al cierre, tanto en el sector de automoción como en otros campos.
La industria 4.0 como vía para capear futuras crisis
En este sentido, el sistema industrial actual ha revelado ser sumamente dependiente de diversos factores, tanto desde el punto de vista de aprovisionamiento como desde los servicios necesarios para hacer funcionar la cadena de valor. Por tanto, la situación requiere buscar una combinación productiva más resiliente. Se vuelve urgente dar un importante impulso a la reindustrialización para recuperar el sector y resistir eficazmente ante futuras crisis. Una de las vías podría ser la implantación de incentivos directos o indirectos a la innovación en procesos o Industria 4.0.
Apostar por la Industria 4.0 es invertir en productividad, competitividad, ahorro y un mantenimiento más eficiente de toda la cadena productiva. Por ejemplo, la digitalización contribuye a la consecución de objetivos relacionados con la eficiencia energética, la reducción de residuos y la política de seguridad y calidad en el entorno laboral, entre otras muchas cuestiones.
Los retos de la reindustrialización 4.0
- La necesidad de diseñar una estrategia que permita estrcturar una nueva economía, más robusta y resiliente: en el corto plazo, la caída del consumo, la pérdida de confianza y la falta de liquidez podrán recuperarse si fluye el crédito en primer lugar.
- La descarbonización: la necesidad de adaptación de los sectores productivos a un modelo sin emisiones constituye una oportunidad para ayudar a revitalizar la economía y el proceso de recuperación
Ya antes de la crisis, la Industria 4.0 favorecía la relocalización al reducir el valor competitivo de la mano de obra barata, haciendo caer los crecientes costes energéticos y medioambientales relacionados con el transporte en largas cadenas de suministro. Una vez remontado este bache, las empresas que superen las dificultades de financiación a corto plazo y que aprovechen la digitalización a largo plazo conseguirán liderar la transformación del sector. Otro aprendizaje clave de la crisis vendrá impulsado por la dependencia de los proveedores del capital humano y los impactos del distanciamiento social.
¿Está preparado el sector industrial para la Industria 4.0?
En prinicipio sí. Las infraestructuras logísticas, los medios de transporte, las fabricas y los bienes de equipo tienen una capacidad de resiliencia económica más elástica que otros activos, es decir, una capacidad económica que le permite a una región o entidad resistir y/o adaptarse a las fuerzas de cambio. Por tanto, el sector industrial sí está preparado para resetearse y ajustar su competitividad a las condiciones de mercado que imponga la reconstrucción económica.